"... ANDÁBAMOS SIN BUSCARNOS... PERO SABIENDO QUE ANDÁBAMOS PARA ENCONTRARNOS..."
NO TODOS LOS DÍAS SE CUMPLEN QUINIENTAS ENTRADAS... QUIERO AGRADECER A TODOS LOS QUE LO HICIERON POSIBLE... Y A VOS... QUE SIEMPRE ESTÁS AQUÍ A MI LADO PARA ACOMPAÑARME.
JADE
Y un día, buscando nuevos sueños… se encontraron. Caía la tarde del sábado lluvioso en la urbe; mas gris que la ceniza reinante, la tarde respiraba el epilogo y dejaba jirones de vida con tal de lograr que coincidieran. De pronto, las palabras… el encantamiento súbito, el inicio del devenir dibujando colores en sus rostros frenéticos de magia. A menudo el cielo parece perecer bajo la angustia, latente, de la tempestad que asombra por la crueldad con la que nos hace volver a empezar. A veces las soledades son conjugaciones absurdas, tristes, simbólicas.
Un día sintieron esas infinitas ganas de dejar de odiar sus mundos paralelos y decidieron encontrarse. Los memoriosos jamás hablaron de un amor entre astros, los aplicados tampoco, los investigadores niegan la posibilidad… los ciegos dicen ver mas allá de los sentidos y, aún así, dudan de la probabilidad.
Esquina de las premoniciones… en clave de sol, la luna tarareando el nacimiento de una dulce melodía primaveral… ellos dos fecundando la noche.
Los historiadores de la pluma afirman que los romances saben a ilusión, y que las tempestades del invierno se visten de aurora boreal, cuando los astros danzan al compás del ensueño.
Frágil y dormida, la luna ansiosa de día, vestida de plata y tan bonita, que estallaba en infinitas constelaciones.
Tímido y soñador, el sol pleno de vacío, vestido de girasol y poesía, rapsoda candente que padecía la sed del cosmos.
Ella adornando los noctámbulos adoquines porteños; él durmiendo la triste siesta nocturna, ella bailando alegremente y enamorando esquinas; él silbando tangos mustios y pintando oscuras bifurcaciones borgeanas.
Ambos deambulaban por esferas diferentes; casi sin notar que el destino solitario es utópico y buscando llegar a la difusa frontera que separa la realidad de la verosimilitud.
Él colmando de fulgor las mejillas de ella, ella refrescando, con ternura, las de él. El encuentro se hacía rogar, las estaciones, los meses, los días, todo el tiempo hecho verdugo, sin dejar que abrieran los ojos en simultáneo.
Sostienen los astrónomos, que el eclipse es la interposición de un astro entre otros dos; existen los de sol y los de luna, donde la tierra se interpone entre ellos… si hilamos fino, podemos afirmar que no es posible la conjugación del amor entre estos elementos que, sin querer, representaban las vidas de estos dos enamorados.
Y ahí andaban ambos, con las ganas sempiternas de mirarse a los ojos, de explotar a través de las galaxias, de iluminar con ternura a las sombras imperantes.
Después de girar durante años sin rumbo, se encontraron en la misma órbita; las estrellas fueron testigo de un evento único e irrepetible… el sol y la luna enamorándose… plenilunio de solsticio en invierno.
Se besaron y el universo se vio adornado de destellos celestes, un beso entre ambos… eclipse de los dos… esta es la historia que muchos negaron y hoy ellos escriben.