Enormes materiales centelleaban a lo lejos... llevaban el enigma en urdimbres coloreadas en bermellón y azur dorado.
Quebrantados los fragmentos, apagados los confines del mar abierto... el lugar salitre y bastardo, la sombra de Jesús en cada paso que daba.
Destierro y decepción; clamaban las montañas un valle fértil donde morir.
El hombre claustrofóbico en Venecia adormecida – oíd sus pasos brutales – sin ánimo de emerger.
Estabamos concluyendo con la ceremonia de respirar.
Reunidos en el lugar de los ausentes... los cofres a segundos de ser abiertos; temerosa exclamación y un ruido infernal...
Hipnosis celestial y un camino enfermo; hora de salir del vientre del arcoiris.
Quebrantados los fragmentos, apagados los confines del mar abierto... el lugar salitre y bastardo, la sombra de Jesús en cada paso que daba.
Destierro y decepción; clamaban las montañas un valle fértil donde morir.
El hombre claustrofóbico en Venecia adormecida – oíd sus pasos brutales – sin ánimo de emerger.
Estabamos concluyendo con la ceremonia de respirar.
Reunidos en el lugar de los ausentes... los cofres a segundos de ser abiertos; temerosa exclamación y un ruido infernal...
Hipnosis celestial y un camino enfermo; hora de salir del vientre del arcoiris.
1 comentario:
vos tenes algo de cronopios en un de tus otros blogs, gracias por tood che, me la re subis :P, un beso.
barbi
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