
La derrota de los dioses. Simulando carreteras que se esconden, van derecho hacia el cielo donde los espera el líder y su dinero.
Tuvimos una quimera, eran cientos de colores abatidos por la suerte y los temblores.
Se llevaron a la orquesta, ya no quedaba mas música, sonidos, letras. Y, sin embargo, hoy es lejano, una victoria que no extraño ni deseo al mas tirado, es muy urgente, es diferente, es relevante como infierno para gentes.
Y los primeros tendrán su premio, un gran crucero de oro a través del mar del hielo, consumiciones, miles de dijes, una cantata y arlequines, tal vez un poco de luz.
Cantamos Silvio, Pablo y Víctor. Somos marxistas- leninistas que abren este siglo, asesinando al asesino y tomando los caminos. Nunca dijimos nunca más, nos importo el instinto, sin saber que fuimos crueles como Cristo. Pegando duro y a quemarropa, nos bautizaron con ideas y principios, que breve que fue...
Todo volvió a comenzar.
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