Y mi mano estira líneas,
Asciende por tu cabeza,
Aprieta un poco
Y se estira,
Extrae los cabellos lisos,
De fuego
De sol
De arena
Finos como el tiempo,
En el cristal, corriendo,
Mide, traza, estipula,
Y tu mano es pasión,
Aplasta un prado.
Lo presiona,
Si acaso siente,
Mi mano en tus tetas,
O al levantarte de una nalga,
Y recorrer tu muslo de jean.
Pero a veces ojeo a los que pasan,
Porque, al fin y al cabo,
Es una plaza,
Aunque es invierno, y haga frío,
Pasa gente.
Gracias David Filipiuk... Excelso, ambiguo y misérrimo poeta urbano, por esta pulsión canalizada en letras.
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