8.6.08


Oberturas y transiciones; A veces tiendo a deshacerme en innecesarias pulsiones, como procurando detener las agujas del reloj, sin promover solución alguna y cotejando orgasmos con el tiempo.
No es sencillo para un mortal, convivir con lo cotidiano, de hecho, resulta un apremio bastante tedioso y sempiterno. Hace ya varios meses que vengo detectando la presencia de una ausencia existencial, no me alcanza lo que no puedo obtener, a veces es preciso clavar la mirada en algún desasosiego ocasional. Si me detuviese a ordenar mi destino, el cual no busco, mantendría mi mente ocupada en algo, no obstante, lo intento, aunque sin éxito garantizado; es dificultoso afrontar un segundo de tristeza.
Entonces me recuesto a escuchar canciones sin sentido, o tal vez, a enumerar todo lo idiota que hice, a lo largo de una vida atravesada por lo absurdo. Sí señor, a veces es prospero violentarse con uno mismo!.
Si pensamos lo irreverente que parece hacerse el revolucionario, el comprometido, el Mesías, notaremos que tiene más de estúpido que de “progre”, pues, no es menester aparentar ser trascendente o sí?. El ladino acto de la simulación no es más que la vulgaridad disfrazada, y no es que pretenda rebajar o criticar despóticamente a alguien, sino que he pasado por ese periodo, y no me ha dejado nada, sino enemigos o detractores. Entonces me pregunto, si es necesario ser tan superficial, y vuelvo a recaer en la música ordinaria y la solemnidad.
John Lennon solía recurrir a una muletilla muy concisa, cuando se le preguntaba acerca del sentido de la vida, decía entonces “... niños, no hagáis lo que yo hice... no podía caminar he intenté correr...” y después de recordar a tan excéntrico personaje, con la nostalgia que se evocan a aquellos notables que dejaron su impronta en la posteridad, cavilo y obtengo una conclusión, aunque parcial... Qué finitos somos!.
No es importante lo que digo, tampoco hay que tomarlo con seriedad, pues somos libres de refutar todo aquello que consideremos opuesto a nuestro pensamiento, quizás vaya a servirle a alguien, o no, pero es una consecuencia de la meditación y por ello es igual de importante a las demás.
Amanecí con Blanchot (lo recomiendo como lectura veraniega) a mi lado, vejando mi posibilidad de tener un día como los de siempre y comprendí que, en ese mismo momento, tal vez otra persona y muchas más, estarían contemplando la vida por su ventana.

No hay comentarios:

Vi las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura, hambrientas histéricas desnudas,arrastrándose por las calles de los negros al amanecer en busca de un colérico pinchazo...

ALLEN GINSBERG "AULLIDO"